sábado, mayo 19, 2018

“Enviado a un taoísta de la montaña Quanjian”, de Wei Yingwu





Es de madrugada.
Sentado en mi estudio,
tiemblo de frío.
De pronto me viene a la memoria
el ermitaño de la montaña.
Estoy viendo a mi amigo
recogiendo leña en los barrancos,
junto a un arrollo.
Regresando luego a su choza
para cocinar
en su fogón de piedra blanca.
Se me ocurre llevarle
una calabaza llena de vino,
para aliviar su frío
en este crepúsculo de tormenta.
Pero las hojas caídas
habrán cubierto la tierra.
¿Cómo encontraré la senda?



en Poesía clásica china, 1961











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